Nuestro cuerpo habla a través de sensaciones físicas constantemente, desde una tensión sutil y difusa en el pecho hasta un dolor punzante en la mano que aparece durante semanas y luego desaparece sin más.
Hoy la medicina admite que muchas enfermedades tienen un componente somático importante, pero nos empeñamos tanto en mitigar los síntomas de la enfermedad que no hacemos caso alguno a lo que intenta comunicarnos nuestro cuerpo.
La aspirina silencia el dolor de la mano y perdemos la oportunidad de entender lo que nuestro cuerpo intentaba decir.
Nuestro cuerpo habla a gritos. ¡Escúchale!
Nuestro cuerpo a veces, y muchas veces, habla a gritos, ya lo dicen algun@s expertos en comunicación que el 80% de la comunicación de las personas es comunicación no verbal, así que a lo mejor debemos prestarle algo de importancia a lo que nos dice nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo habla continuamente, a veces habla de forma tranquila, pero otras veces habla a gritos.
Seguro que te ha pasado alguna vez, que has notado un nudo en la garganta cuando había algo que no estabas diciendo a tu pareja.
O por ejemplo, ¿has notado un dolor de estómago, al sentir miedo a enfrentarte a un examen?
¿Mi cuerpo habla?
Todos los cuerpos hablan, unos más y otros menos.
Notar mariposas en el estómago, tener un nudo en la garganta, que algo nos siente como una patada en la boca del estómago, que nos rompan el corazón o que pensemos que nos va a estallar la cabeza cuando nos enfadamos mucho no son solo frases hechas.
Se trata de sensaciones reales que se desatan en diferentes partes de nuestro cuerpo cada vez que experimentamos una emoción, ya sea por miedo, tristeza, alegría, vergüenza, envidia, felicidad o sorpresa. Y son tan reales como el dolor de una pancreatitis.
La muerte de un ser querido llega a provocar dolor físico como el amor acelera el ritmo cardíaco o el miedo y la ira rigidez muscular.
Podría escribir cien ejemplos más de respuestas somáticas que crea nuestro cuerpo para dar respuesta a aquello que nos duele a nivel emocional y no hemos sacado a través de la comunicación.
PRESTAR ATENCIÓN AL DOLOR COMO SEÑAL
Al igual que cuando un coche empieza a fallar o hace ruidos raros lo llevamos al taller, porque no queremos quedarnos tirados en la carretera, merece la pena escuchar los mensajes de dolor.
El dolor es nuestro amigo, nuestro mejor aliado, ya que busca nuestra supervivencia, corregir lo que hacemos mal para prolongar la vida del organismo.
Si aprendemos a sentir con el cuerpo, tendremos más conciencia de nuestras emociones y podremos gestionarlas mucho mejor, sin que estas nos manejen a nosotros.
Al adquirir más responsabilidad sobre nuestras emociones, estados de ánimo y reacciones, ganamos autonomía y libertad.
Cuando vivimos desconectados del cuerpo, y por consiguiente también de las emociones, construimos una armadura para protegernos y evitar sentir otra vez el dolor, el miedo, la rabia que, de hecho, siguen controlando nuestra vida, aunque sea de forma oculta.
¿Dónde se sienten las emociones en el cuerpo?
Cuando las personas por diferentes razones no pueden expresar sus emociones, lo que piensan y lo que sienten, y sobre todo reprimen las emociones negativas-enojo, ansiedad, angustia, disconformidad, etc -las mismas comienzan a expresarse en el cuerpo mediante dolores y enfermedades psicosomáticas.
El dolor está diciendo algo de ti, de tus angustias y tus disgustos. La enfermedad es un lenguaje que te alerta y te dice que hay algo que te está provocando dolor y los síntomas son un llamado de atención.
Muchas veces…
El resfrío «chorrea» cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta «tapona» cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando te cansas de «vivir».
Y tus dolores callados? Cómo hablan en tu cuerpo?
Si quieres contactar a Claudia Neumann lo puedes hacer aquí o escribirle un mensaje a su whatsapp +56 9 8769 3702