La persona cuidadora. Esa figura que aparece un día sin mayor previo aviso para, como dice la palabra, cuidar y velar por la salud y el bienestar de su familiar.
La persona cuidadora. Esa figura que a sabiendas de dejar de lado su individualidad personal resta importancia a sus necesidades para aunar fuerzas en la lucha de su familiar.
La persona cuidadora. Esa figura que se ve obligada a ceder el protagonismo de su propia vida para cambiar el rol y ser los pies, las manos, los ojos e incluso a veces el intelecto de su familiar.
La persona cuidadora. Esa figura tan importante a la par que poco reconocida en nuestra sociedad.
La persona que intenta cubrir como sabe o cómo puede cualquier tipo de necesidad de su familiar.
Gracias a la persona cuidadora, el paciente puede ver cubiertas todas sus necesidades y tener una mejor calidad de vida, pero ¿Cuáles son las responsabilidades del cuidador?
¿Qué significa que puede estar burn-out o quemado?
«Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela.«
Pitágoras
En definitiva, ¿quién cuida al cuidador?
Hoy, en esta interesante conversación, Marcela Stoppel nos explica de la necesidad e importancia que es velar por la salud del cuidador.
Sentimientos de la persona cuidadora
Cuando una persona adquiere el rol de figura cuidadora comienza a asumir una carga física, psíquica y emocional que le hace responsabilizarse de la vida de la persona afectada al mismo tiempo que pierde progresivamente su libertad.
Todo ello hace que la calidad de vida se vea deteriorada y aparezcan sentimientos como los siguientes:
- Culpabilidad: En muchas ocasiones la culpa acecha a las personas cuidadoras. El tan temido “¿y si…?” suele rondar su mente en más de una ocasión: “¿y sí lo estoy haciendo mal?”, “¿y si haciendo (o no) tal cosa le ocurre algo malo?”… Este sentimiento de culpa hace que se aumente la carga emocional sufrida.
- Tristeza: No solo por la situación de la persona dependiente sino también al comparar la vida actual con la vida anterior. “¿Cómo ha podido cambiar todo tanto?”¿Por qué mi familiar ya no es el que era?” Esto lleva incluso en ocasiones a mostrar rechazo y distanciamiento emocional hacia su familiar lo cual posteriormente les sume de nuevo en la culpa por estos sentimientos. Una especie de círculo vicioso.
- Irritabilidad: Estrés, nervios y ansiedad que producen irritabilidad y susceptibilidad ante cualquier situación.
- Compromiso y soledad: La persona cuidadora se ve casi en la obligación moral de brindar ayuda y cuidados a la persona dependiente. ¿Por qué quiere? Sí, pero también porque así cree que debe hacerlo. Y por supuesto siente que debe ser ella quien lo haga y nadie más.
¿Quién cuida al que cuida?
Con el paso del tiempo la vida de las personas cuidadoras se ve deteriorada por unos u otros motivos.
Pérdidas de empleo, acusado cansancio, relaciones familiares debilitadas, menores ingresos económicos, falta de ocio e incluso deterioro en la salud y en el ánimo son las principales quejas de los cuidadores.
Cuando la persona sufre en primera persona bajo estado de ánimo (tristeza, desesperanza, desesperación,…), estrés y ansiedad manifestado a través de por ejemplo dificultades para conciliar el sueño, palpitaciones, cambios de humor o dificultades para concentrarse entre otros síntomas…
¡Es momento de pedir ayuda!
De vital importancia es contar con la ayuda y participación de otros familiares en los cuidados de la persona dependiente.
Compartir responsabilidades NO es una opción, sino una necesidad.
Y por supuesto no se trata solo de compartir tareas, sino al mismo tiempo de compartir emociones para fomentar el desahogo y soltar un poco de lastre.
Cuidar sin descuidarse
Es importante intentar sacar el lado positivo de cualquier situación a la que nos enfrentamos.
A pesar de lo intensa y difícil que puede resultar la situación es necesario abrir la posibilidad de ver el vaso “medio lleno” y no “medio vacío”.
El hecho de luchar por quien se quiere, hace que se vea la situación como una experiencia satisfactoria que nos ayude a crecer como personas y a vernos capaces de conseguir casi cualquier cosa.
Además resulta prioritario dedicarse tiempo al cuidado de uno mismo: hacer las cosas que nos gustan, prestar atención a nuestras necesidades, organizar y planificar nuestros propios cuidados, mantener el contacto con nuestros seres queridos, cuidar nuestra alimentación y nuestro sueño.
Algo que en un primer momento parece sencillo pero que en realidad es una de las tareas a las que se les presta menos atención.
Hoy, Marcela Stoppel nos explica de la necesidad e importancia que es velar por la salud del cuidador.