el poder del rito

El valor de los ritos

por | 6 Abr, 2021 | Reflexiones

Soy una persona ritualista. ¡De toda la vida! Si, reconozco que tengo un apego exagerado a los ritos.
Mientras me siento a escribir, las ideas, las voces, las palabras, las imágenes en mi cabeza pelean entre sí. Compiten como si fuese una carrera para salvarse la vida.
Todas quieren salir, hay apuro, ansiedad de explicar la importancia que tienen los ritos en nuestras vidas y por qué son necesarios. Hay ritos que marcan el pasaje de una etapa a otra en el transito de la vida: la llegada de la menstruación en el caso de las mujeres. Ritos de iniciación como el bautizo, el matrimonio. ¡Hay ritos individuales y los hay en comunidad…en fin, ¡hay más ritos que personas en el mundo!
“Qué es un rito? – dijo El Principito?
– Es algo también olvidado – dijo el zorro. Es lo que hace que un día sea diferente
de los otros días.”
El rito hace que un día, un evento, sea diferente. Es un llamado casi desesperado a detenerse y tomar conciencia del aquí y ahora. Es detener lo que estas haciendo para resignificarlo; incluso si esa toma de conciencia va acompañada de una intención, de un gesto, de un objeto, esa simple acción se puede transformar en un rito sagrado.

Me gustan los ritos: por el poder de transformar una situación ordinaria en una extraordinaria. Se me viene a la mente el rito del último día de clases que hacíamos con mis niños. No me refiero a la graduación, sino a que cada año, al terminar el año escolar armábamos un tremendo fogón. Ellos debían alimentar el fuego con todos sus trabajos, pruebas, tareas, cuadernos del año recién terminado. Aclaro eso si, que antes
de que iniciáramos el fuego, yo seleccionaba algunos de sus trabajos, como recuerdos para la posteridad. Esta actividad, además de ahorrarme ordenar, era una entretención para ellos. Tres hombres y fuego: una combinación casi perfecta.
Mientras tiraban sus cosas a la pira debían acompañar ese gesto con un agradecimiento. Esto incluía, por ejemplo: agradecer que no tendrían nunca más a la vieja de matemáticas que además de traspasarles los conocimientos de la materia les había echo la vida miserable pero que, aun así, los había preparado para enfrentar en el futuro a alguien de esas características. Con esa ceremonia, cerrábamos un ciclo y sentía que los ayudaba a estar mas preparados a comenzar, cual hoja en blanco, el próximo curso. También estaban los temidos ritos de fin de año. ¡Digo temidos porque vieran las caras de mi familia cada 31 de diciembre! Cada año se preguntan con qué locura voy a salir, qué reflexiones tendrán que hacer. ¿Y cómo no detenerse un momento durante ese ultimo día del año para tomar conciencia de lo que pasó? ¿De cómo me fue? ¿Podría haber echo las cosas de otra forma? ¿Qué quiero para el próximo año? Para mi es importante recordar las dichas que se nos ha dado. Lo que hemos conseguido de bueno aun a costa de grandes penas; si hemos derramado lagrimas, no hay quien a la vez no pueda recordar alguna generosidad recibida. Y, si en 2020 hicimos alguna tontería o equivocación, tratemos de corregirla en 2021, hagámoslo desde hoy mismo, y demos gracias al cielo por habernos enseñado a vivir mejor. Recojamos la felicidad que no supimos detener. Y si ese momento que nos tomamos para reflexionar lo vamos acompañando de diferentes símbolos u objetos para hacerlo mas íntimo como el encender una vela, ¿no se convierte en un rito sagrado? ¿Quién no recuerda haber comido lentejas el día 31 de diciembre? ¿O salir a dar la
vuelta a la casa con una maleta para tener la ilusión de viajar durante el nuevo año? Mientras vivimos en Holanda tuvimos la suerte de interactuar con personas de mas de 167 nacionalidades ligadas al colegio donde asistían los niños: The American School of
The Hague, un pequeño mundo en sí mismo. Una de las celebraciones que todos teníamos en común era la del año nuevo, aunque no necesariamente la celebrábamos el mismo día. Yo que soy de ritos, se me ocurrió unir un par de tradiciones y el
resultado fue el siguiente: Según los chinos debes hacer un aseo profundo y comprar ropa nueva, mejor aún si puedes, además de la ropa, comprar muebles. Eso si sin antes estudiar qué animal es el que le corresponde, por ejemplo, este año 2020 es el de la Rata. Ahora, como te vas a comprar ropa nueva, según los filipinos, es aconsejable comprarse ropa que tenga lunares. Para los brasilero ropa interior blanca para que sea un año tranquilo y pacífico. En caso de querer contraer matrimonio tu ropa interior debiera ser colorida.
Ojalá que pienses en el color rojo, ya que este espanta a los malos espíritus según, los chinos. En lo posible dejar la etiqueta puesta para asegurar un ano con mucha suerte en el amor según dicen los polacos.

En cuanto a la preparación del menú de ese día, para los griegos es muy importante tener un pan que simbolice fortuna y felicidad. Según manda la tradición en España, hay que conseguir comerse a tiempo, y de una en una, doce uvas al ritmo de las campanadas que marcan los doce segundos del año para garantizar un año nuevo lleno de suerte. Una naranja representa también fortuna, ya que se le asocia al oro en Malasia. A estas alturas es mejor preparar una buena ensalada de fruta porque incluye a casi todas las tradiciones.
Ya teniendo todo limpio, la mesa puesta y la cena lista es el momento perfecto para prender velas en todos los cuartos de la casa para poder guiar a la diosa de la fortuna Lakshmi, según los indios.
Cuando crees que esto ya ha terminado y por fin puedes dedicarte a gozar los griegos te dirán que es importante tener una granada grande y jugosa la cual se debe soltar con fuerza contra el suelo justo en la puerta de entrada. Mientras ves cómo explotan esas semillas jugosas por doquier, en vez de salir corriendo en busca de la escoba para volver a limpiar, debes desear tener tantas cosas buenas como granos reventados en el suelo. Si tu primer impulso es salir corriendo entonces aprovecha ese instante para abrir todos los grifos de casa para atraer a la salud y a la riqueza, al estilo turco.
Por supuesto hay que besar a cuanta persona esté presente, y si alguna mujer quisiera quedar embarazada, el primer beso de la noche es a la persona mas joven. De esto último doy fe. Tengo dos amigas que le dieron, a las 00:00 horas el beso a mi Pedro que en ese entonces tenía 15 días de nacido. Ambas tuvieron hijos ese año.

Por último, si uno tiene la suerte de hacer todo esto cerca del mar, se aumentan las oportunidades de éxito, fortuna, amor y todas las buenas bendiciones porque podrás además de agradecer lo ocurrido en el año que se fue, ofrecerle a la diosa brasilera del mar Lemanja flores y regalos mientras saltas siete olas. Antes de dormirte y si aún eres soltera, come algo salado para que sueñes con tu futuro marido como lo hacen en Grecia. Quien quiera asegurarse de atraer al amor, los irlandeses duermen cada 31 de diciembre con un ramo de Ilex bajo la almohada. Nunca logré hacerlas todas porque me habrían encerrado por loca.


Me encanta esperar el año nuevo rodeada de mi familia y amigos. Vestida siempre de blanco, obviamente con algo nuevo, aunque sean los calcetines, y con una copa de champagne. Sin embargo, para algunos, a esa hora una profunda tristeza les invade el alma. Efectivamente ronda una tristeza como en afán de hacernos sentir la importancia del trance, de un año al otro, a las 12 de la noche. Es una tristeza voluptuosa. Todos la sentimos; es como necesaria al pase del año. Si buscamos su origen, lo encontramos en todo lo que es “comienzo” en la humanidad. Nuestro primer encuentro con ella está al nacer. Lo primero que hace el bebé al llegar al mundo es llorar. Si emprendemos un viaje, por bueno que sea, hay la tristeza del adiós, de la separación, del alejamiento. Igual es para el corazón el comienzo del año. Es un ‘comienzo’ lleno de imprevistos, de incertidumbres… ¿Será entonces que ese último día del año es cuando más recurrimos a los rituales?
Cada acto cotidiano que hacemos, desde el lavarnos los dientes, echarnos crema, a hacer algo tan tedioso como la cama, barrer o cocinar, incluso nuestro lugar de trabajo, lo podemos resignificar y con esto estamos transformando nuestra realidad, nuestro entorno para que sea un mejor lugar para vivir.

Qué distinto es salirse de la ducha y ponerse crema corporal apurada, a untar un poco de crema en las manos e ir intencionando, cada parte del cuerpo mientras la aplicamos con suavidad, con cariño como lo haría una madre con su hijo. Pedirle a estas piernas que estoy acariciando me ayuden a dar pasos firmes, que dejen buenas huellas y vayan siempre por el buen camino… Estos brazos que puedan sostener a quien lo necesite y que siempre estén dispuestos de dar cariño tanto para mi como para el otro y así, con cada parte nuestro cuerpo. Recomiendo hacer este acto sin apuro y al menos una vez a la semana, así además beneficiamos los nervios, la piel, el espíritu.
Hay celebraciones que son todo un ritual que tienen que ver con preparar una mesa especial, una comida para agradar al otro, para encontrarse, para celebrar en familia o en comunidad. ¡Qué distinto es servir la comida apurada en una mesa puesta a la rápida a ir bendiciendo cada acto!… Tomarse o darse el tiempo de decir: quien ocupe este lugar que acoja estos alimentos, que no solo les nutra el cuerpo, sino que también el alma. Que las conversaciones que hoy fluyan alrededor de esta mesa sean palabras que salen del corazón, bien intencionadas y recibidas. Que quien se levante de esta mesa salga una mejor persona, y así ir nombrando las intenciones que queremos lograr con esa simple rutina ancestral, como si fuésemos un hada madrina con una varita mágica.
Cuando uno piensa en hacer la cama, quizás lo primero que nos surge es lata: la voy a hacer rapidito porque tengo mil cosas que hacer.

Conversando en una de las entrevistas semanales relacionada con este tema, la invitada y amiga Cecilia Ballesteros, al explicar ese simple acto de hacer la cama hoy veo esa rutina otros ojos.

Según ella, que entre otras tantas cosas ha recorrido el camino del chamanismo, cuando le ponemos conciencia a lo que hacemos, este acto de sacudir las sábanas puede limpiar y remover las energías. El estirar la sabana para que no tenga ninguna arruga así quien duerma ahí tendrá un sueño placentero y reparador. Es importante con el cuidado que doblo la ropa de cama, y seleccionar qué parte de la sábana quiero que se vea. También cuando me acuesto agradecer lo afortunados que somos de tener una cama calentita. Tener presente y hacer el gesto de considerar a quienes no la tienen y poner la intención en: “Estoy cubierta y conmigo entran todos los que no tienen una cama caliente y abrigadora y en mi se abrigan todos ellos”. Esa energía, esa intención que yo estoy haciendo se pone a vibrar y en algún lugar esta llegando esa información, hay cosas que se mueven y quizás, es posible que en algún lugar eso ocurra.
El valor de los ritos nos permite que podamos vivir con mas alegría, perfumando nuestros instantes sacándole el polvo que ensucia y empaña nuestras pequeñeces cotidianas y verlas con más altura de miras, con ansias de reconstruir nuestra propia felicidad y la de los demás.

29 de diciembre de 2020

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Soy María Luisa Ginesta

Autora del Libro La Llave y Directora de la Fundación EntreTodas

Todos me dicen Chica, me encanta escribir, conversar y me llena ayudar a muchas mujeres a vivir una vida con propósito sanando su interior.

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